El equilibrio biológico, necesario para la vida

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Armonizar la existencia es imprescindible para conservarla.

La armonía entre los diversos componentes de la naturaleza es importante para la conservación de las especies.
Cada uno de nosotros es responsable al respecto, no sólo en beneficio propio sino también en el de quienes lo rodean, por lo que debemos tomar conciencia de la necesidad de conservar el equilibrio biológico o restaurarlo si ha sido vulnerado.

Contenido


 
 1. El hombre y su dominación sobre otros seres vivientes
  
Desde la aparición del hombre sobre la Tierra éste no se limitó a ser un elemento más de la naturaleza, ya que al estar dotado de intelecto buscó sacar el máximo provecho de todo lo que la Naturaleza le ofrecía.
Durante los primeros tiempos de vida de la especie humana, al ser ésta poco numerosa, el ambiente fue modificado de manera limitada. Así, los antiguos pueblos que practicaban al agricultura o la ganadería buscando el autoabastecimiento alimentario no influyeron de mayor manera en su entorno.
Pero más adelante el hombre se creyó poderoso a partir de la conciencia de su capacidad de razonamiento, de la que carecen los animales. Buscó entonces someter a todos los demás seres, tanto animales como vegetales, poniéndolos a su servicio mediante el uso de la fuerza.
 
 
2. Un progreso a costa de la armonía natural
 
De esta forma pasaron muchos períodos, de los que nos hablan tanto la historia, a partir de testimonios escritos, como la prehistoria, con testimonios y símbolos, como las figuras de las Cuevas de Altamira.
La tecnología hizo su irrupción en la sociedad a partir del siglo XIX. Si bien antes ya se habían extinguido algunas especies animales, mientras otras estaban en grave riesgo de hacerlo, debido a la caza irracional para obtener sus pieles o carne, y también habían disminuido algunas especies forestales, no parecían aún llegar las tragedias que se presentarían con el advenimiento de la sociedad industrial y el crecimiento demográfico.
En el siglo XX y en lo que va del siguiente el hombre dio un salto cualitativo en el cual cada vez, en períodos más breves, supera a los anteriores. A ello se suma la cura de males que asolaron a la humanidad durante gran parte de la historia, junto a la posibilidad de un mejor nivel de vida para gran parte de los seres humanos.
Esto llevó a la creación de enormes conglomerados urbanos y complejos industriales, a lo que se suma la pauperización de extensas zonas cultivables o aptas para el pastoreo.
Estas actividades, efectuadas de manera indiscriminada y en forma intensiva, agotaron los suelos en gran parte del planeta haciéndolos no sólo más pobres sino también desertizándolos.
 
 
3. El hombre, un predador
 
Además el hombre, en su ansiedad por dominar el planeta, alteró cursos de agua, desecó pantanos, taló árboles y eliminó vegetales en bosques  selvas, algunos de ellos milenarios, para afectar esa superficie a la agricultura y el pastoreo, sin olvidar que los mares y océanos son depositarios de desechos, algunos de los cuales se transformaron en una bomba de tiempo, en especial los radiactivos, sin saber cuándo esparcirá su toxicidad al mundo, ya que en algún momento los recipientes que los contienen mostrarán signos de fragilidad, siendo imposible repararlos.
El delicado equilibrio biológico, que se había mantenido desde siempre, permitía entre otras cosas el mutuo control entre presas y predadores, entre insectos polinizadores y plantas con flores, sin olvidar las infinitas relaciones entre seres vivos y factores ambientales en los que se desenvolvía, que fueron quebrantadas por el hombre, en especial en los últimos tiempos.
Al producir una alteración en las leyes naturales, que también lo rigen aunque su soberbia parezca negarlo, creó nuevas y favorables condiciones de vida pero también eliminó otras, en algunos casos de manera irreversible, como ha ocurrido con la progresiva desaparición de especies que no volverán a existir.
En los siglos XVIII, XIX y XX unas 400 especies animales se extinguieron debido a causas artificiales; algunos analistas proyectan esta situación estadísticamente y elevan a 1200 el número de probables especies que desaparecerían en el siglo XXI.
A esto debemos sumar la tala de bosques, que provoca cambios en la vegetación de umbría, la que crece protegida de los rayos sociales directos debido a las plantas de solana, que los reciben sin interferencia.
Estas plantas arrastran en su desaparición a los animales que necesitan de ellas para su existencia, comprendiendo tanto mamíferos y aves como invertebrados.
 
 
4. La Tierra reclama volver a la armonía de la naturaleza
 
El hombre ha quebrado el equilibrio ecológico y debe revertir su actitud predadora antes de que sea demasiado tarde.
Sin este equilibrio el mundo, por más avanzada tecnología que se incorpore para impulsar el bienestar humano, reducirá de manera inexorable sus posibilidades de supervivencia.
Tomemos conciencia de esta realidad. Los años actuales equivalen, cada uno de ellos, a décadas o siglos de épocas anteriores. No dejemos que un falso progreso basado en la destrucción de la naturaleza siga destruyendo la vida en la Tierra. Alberto Auné

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